Las situaciones de peligro o de preocupación generan un estado de ansiedad que nos permite afrontar satisfactoriamente esos momentos difíciles. Pero existe otra ansiedad que, sin motivo aparente,
provoca una excesiva tensión y se convierte en un problema para quien la padece. Las sensaciones que produce siempre son desagradables: irritabilidad, dificultad para respirar o dormir,
taquicardia, temblores, sudoración... y, a menudo, dolor físico.
Síntomas como piernas cansadas y dolor de pies, nada extraños en nuestros días, pueden deberse al uso de un calzado inadecuado, a unos hábitos sedentarios, al sobrepeso, a enfermedades como la artrosis, o simplemente pueden estar reflejando un trastorno emocional. En el último Congreso Nacional de Podología, celebrado recientemente en Sevilla, los expertos reunidos han llamado la atención sobre las repercusiones negativas que los estados de estrés o ansiedad provocan en los pies, como consecuencia de los cambios posturales.
Los trastornos emocionales conllevan una serie de alteraciones que pasan desapercibidas para quien padece estrés o ansiedad, pero no para sus pies, que se ven obligados a adaptarse a cambios en la postura y el movimiento de la persona. En este intento de adaptación para compensar desequilibrios, el pie termina por pagar las consecuencias, pues para soportar con estabilidad la carga corporal provoca una contracción muscular que es el origen del dolor de pies y del cansancio en las piernas, pudiendo tener consecuencias más graves como cambios morfológicos o roturas fibrilares.
Se calcula que entre el 3% y el 5% de la población padece un trastorno de ansiedad generalizada (afectando más a las mujeres), lo que lleva asociado en muchas ocasiones dolor físico. Un dolor que afecta a los distintos ámbitos en que se desenvuelve el paciente, y que frena su recuperación, además de añadirle sufrimiento.
La medicina biorreguladora, con principios activos de origen vegetal y mineral, ha sido propuesta como solución eficaz para disminuir o hacer desaparecer el dolor, reduciendo la inflamación, sin los efectos secundarios de los antiinflamatorios convencionales. Aunque quizá la clave para combatir el dolor se encuentre en descubrir las causas que provocan la ansiedad, para así eliminar el problema y acabar con los dolores con que se manifiesta.
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